Letras tu revista literaria

miércoles, 7 de agosto de 2013

Los besos



Ya no recuerdo muy bien cómo se besa, aunque los “expertos”, que lo saben todo y que siempre tienen una respuesta aunque sea inventada, dicen que besar es como montar en bicicleta.

Yo, la verdad hay que decirla, no he olvidado montar en bicicleta, a pesar de que hace ya casi tanto tiempo que no hago lo uno ni lo otro: ni monto en bicicleta, ni beso a una mujer desde que RJ se fue.

Intento recordar los besos que nos dimos, pero el mapa está desdibujado, y donde antes estaba la calle deseo, ahora está la calle displicencia, y donde antes estaba la calle pasión, ahora está la calle frialdad.

No sé, la verdad sea nuevamente dicha, ¿cómo besaré a otra mujer en el caso de que se tercien ciertas circunstancias, a las que me niego definir como destino? Tampoco niego que sean pocos los labios que desearía besar, pero siempre encuentro el mismo impedimento: no hay ningunos, ningunos, que tengan un lunar ahí, sí, justo ahí en la comisura como el que tienes tú en los tuyos: tan sabrosos, tan llenos de vida, tan dulces, tan alegres, tan sonrientes…

Como homenaje a ellos y a las veces que los besé, hoy 18 de julio de 2013, brindo por ellos bebiendo un vermut con sifón en La Antigua Casa de Guardia de Málaga, y para saborear ese recuerdo qué mejor que pedirme una ración de mejillones que tanto me recuerdan, tanto, tanto, a tus labios que tantas veces besé para extraer de dentro de tu cuerpo la esencia de la vida, ese sempiterno orgasmo que todas las mujeres tienen cuando se les come bien comido: el coño.




 Pierre Colline (Del libro de relatos Mi amor se fue a la China

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